La liposucción o lipoescultura es una intervención quirúrgica para eliminar los excesos de grasa localizada en partes específicas del cuerpo, como el abdomen o los muslos. Es una de las técnicas de cirugía plástica más demandada para remodelar la figura. Los resultados son visibles y exitosos, sin embargo, no es un tratamiento milagroso.

Esta técnica está recomendada para personas con un peso normal y grasa localizada en alguna parte del cuerpo, pero no se debe caer en el error de pensar que tras la liposucción se tiene “licencia para comer”. La intervención supone el comienzo, un estímulo para reeducar los hábitos alimenticios, realizar deporte y cuidar la figura.

Tampoco se trata de una técnica de adelgazamiento, mejor se define como técnica quirúrgica que remodela el contorno corporal, basando sus resultados en dos principios: la extracción de la grasa sobrante mediante cánulas de aspiración, y, no menos importante, la capacidad de la piel de readaptarse al nuevo contorno. Por este motivo los resultados son siempre mejores en las personas jóvenes, y aunque puede realizarse por encima de los 45 años, debemos contar con que el proceso de readaptación de la piel será menor.

Para facilitar este proceso se recomienda el uso de una prenda de compresión de manera continua durante el primer mes y 12 horas al día el segundo, pudiendo complementarse el tratamiento con masajes de drenaje linfático.

Desde Clínica Barón queremos incidir en el hecho de que una liposucción no es un tratamiento recomendado para eliminar la piel de naranja o adelgazar. La finalidad de esta intervención quirúrgica es la remodelación de la figura, equilibrando el contorno corporal. En ocasiones la grasa que se obtiene con la operación puede ser aplicada en una zona con depresión o para ganar volumen en otras zonas.